Nieberg informa en ABC News sobre el uso de ketamina a instancias de algunos cuerpos policiales de EEUU para reducir a personas con comportamientos violentos. El fármaco, administrado por lo que la reseña llama “paramédicos” justificaría su empleo en una valoración, aparentemente por los propios agentes, de que el detenido está actuando bajo el efecto de un cuadro confusional o una intoxicación. Al margen de lo chocante que resulta su uso y quién hace la valoración, tal y como señalan expertos como Paul Appelbaum en la propia noticia, alguna persona ha fallecido tras recibir el anestésico, lo que, aunque no parece que pueda establecerse una asociación causal, no deja de ser inquietante y contribuye muy poco a lavar la imagen de la policía estadounidense, crecientemente cuestionada.